Velocidad y Escape
Capitulo 1
Todos extrañamos algo
- Has visto una pregunta mas estúpida?
Conducía a alta velocidad, como era costumbre. Pasaba los cambios del Mitsubishi Evolution con la sincronización habitual de un experimentado conductor. Hablaba para si mismo por la costumbre de la soledad. Porque desde siempre, pensaba en voz alta o quizás como si tuviera una persona a su lado.
- No es que sea una pregunta estúpida en si, porque no me conoce...si no que el solo hecho de escuchar si extraño a...
No se le quebranta la voz. Pero por temor a hacerlo y de nuevo como si tuviera una persona en el asiento del pasajero, se le es imposible continuar hablando. Mejor sube el volumen de la música tecno que escuchaba y continua hacia su destino.
Cual era su destino? Cualquier sitio donde pudiera ganar unos dólares en su preparado Mitsubishi negro. Era un experto corredor así como mecánico. Eso de correr lo llevaba en la sangre a causa de su padre. Tenia que recordarlo? Tenia que recordar a su padre a cada segundo? Que clase de tortura era esta?
Deberia ser suficiente el haber sido el testigo de la muerte de su padre. Como le toco verlo agonizar, mientras los médicos aseguraban no poder hacer nada por el. La quimioterapia no funciono, las promesas que le dieron fueron solo eso, promesas vacías y su padre fue otra víctima de experimentación, por parte de una fundación encargada de terminar mas vidas en vez de salvarlas.
Que le importaba a el, que su padre hubiera puesto su granito de arena a favor de la ciencia? Nada le devolvería a su padre. Las emociones y los recuerdos todavía frescos en la memoria, lo hacían acelerar sin darse cuenta.
Sus rápidos reflejos evitaron que chocara otro vehículo en una intersección donde la luz roja le indicaba que debía frenar. Pero a estas altas horas de la noche, personas como el, no eran conocidas por respetar la ley. El auto a quien le tocaba el paso freno de golpe dejando sus llantas marcadas en el pavimento, seguido de una estela de humo y tocando bocina enfurecido, mientras el Mitsubishi pasaba a toda velocidad.
Esto fue suficiente para hacer que David Carlinoche despertara y regresara a la realidad. La dolorosa realidad. La razón por la que realizaba estas carreras clandestinas ya no estaba. No tenia necesidad de continuar ganando grandes sumas de dinero extra y de forma rápida para sufragar gastos, ya que había heredado el taller de mecánica de su padre.
Paso como quien dice toda la vida junto a este, por lo que se gano la confianza de los clientes habituales y de los nuevos que venían por recomendación. Tenia un futuro asegurado, siempre y cuando, mantuviera el excelente servicio que brindaba su padre. Entonces que hacia buscando problemas?
La noche era clara sin luna. Algunas estrellas iluminaban el cielo y se verían aun mas si no fuera por las luces de la ciudad de Bayview. Ciudad tranquila con amplias carreteras. Buenos y malos vecindarios. Gente adinerada y con pobreza. Gangas, drogas, alcohol y sobre todo la sed de velocidad de muchos.
Bayview era conocido por los clubes de autos de todo tipo, las carreras clandestinas, los heridos y las persecuciones. Era un constante problema para la policía a quien no le quedo de otra que hacer una unidad especializada para atrapar a estos corredores.
Esta unidad especializada estaba equipada con autos preparados para correr y alcanzar a estos conductores en ocasiones mas experimentados y " valientes" que los conductores policiacos.
Las calles estaban desiertas a esta hora de la noche y David llego al muelle sin mayor contratiempo. A la distancia veía el portón vigilado por un obeso guardia en una caseta. Este alzo la vista al notar las luces del auto, pero se quedo en el mismo lugar sin salir a cuestionar.
David le hizo una señal con las luces, lo que el guardia esperaba y este paso la mano por encima de tres pedazos de pizza, presionando un botón. Acto seguido el porton empezó a abrirse y el guardia siguió comiendo su pizza, mientras miraba una pequeña televisión.
Entre vagones y grúas, justo al lado de barcos de carga y por supuesto el mar, David no paso mucho esfuerzo para llegar a su destino. Escucho el bullicio de los motores al acelerar, para luego ver a la multitud y por supuesto mas vehículos listos para la competencia. Hace meses que no andaba por estos lugares. Todo desde la muerte de Julio Carlinoche.
Forzó una sonrisa al ver varias caras conocidas, todo con hipocresía. Desde la muerte de Julio no era capaz de sonreír, pero el sentía que no era problema de nadie su dolor, mucho menos deseaba que se lo estuvieran recordando a cada instante. Estaciono el Evo en un espacio que la multitud le abrió al verlo llegar.
La mayoría eran jóvenes que no llegaban a los 30 años con el típico atuendo de la ropa ancha, pantalones casi llegando al piso, largas y gruesas cadenas de oro, tenis costosas que a veces parecían zapatos espaciales y uno que otro con una gorra vistosa con la visera para todos lados menos hacia el frente.
David vestía el típico atuendo de siempre. Unos jeans azul oscuro, camisa negra y unas tenis converse. No necesita mas nada y mucho menos vestir de esa forma. Pero esa era la moda y el gusto de la mayoría. Desde que salió del auto, fue abordado por dos chicas de gran cuerpo y esbelta figura quienes lo abrazaron inmediatamente. Ambas lo besaron muy cerca de los labios como si tuviera una historia intima con ellas. De hecho, ellas eran una de las tantas que tenían una historia intima con todo el mundo. El hacia lo posible por no prestarle atención a ninguna de estas chicas. Avisos de su experimentado padre.
- Lamento lo de tu papa. Le dijo una de las chicas al oído con tierna voz y cálido abrazo.
David dio un vacío y seco "gracias" para apartarse de ambas jóvenes sin prestarle mayor importancia. No había venido aquí a lamentarse por lo perdido, el propósito era olvidar.
-Mira lo que trajo la marea!
Entre la gente que lo conocía y saludaba, algunos eran amistades especiales, quiénes conocían a David por trabajos mecánicos, la reputación del taller de su fenecido padre y sobre todo el excelente corredor que resulto ser.
Este era el caso de Robert. Un hombre casi llegando a los treinta años de piel oscura, obeso y mucha barba. Siempre andaba con sus ropas anchas y lujosas prendas. Era un experto negociante de este bajo mundo y así se ganaba la vida, organizando carreras entre otras cosas que no valían la pena mencionarse.
- Tanto tiempo hermano, pensé que finalmente te habías retirado. Digo, viniste a correr y a ganarte unos dólares o solo andas de paseo?
- Pues la verdad, andaba mirando el ambiente primero. (David se queda observando a dos mujeres que se besan con Robert mientras lo acarician) Veo que no ha cambiado mucho.
-Porque si es bueno y funciona, tiene que cambiarse David?
Robert se acerca a David dándole un fuerte abrazo, para luego apartarlo un poco del bullicio (lo cual era imposible) y decirle muy cerca del oído:
-Oye hermano, no por traerte malos recuerdos, pero lamento lo del viejo. Viste los arreglos florales que mande al funeral?
-Si y gracias. Exagerado como siempre, con uno o dos era más qué suficiente.
La carcajada orgullosa de Robert era inconfundible y llamaba la atención de todos.
- Te diré algo, te cuadrare en una carrera fácil para que te ganes tu dinerito y te vallas contento a casa. Por aquello de que llevas tiempo sin correr.
- Gracias. Respondió David con una leve sonrisa pero sin dejar de verse el desanimo adquirido recientemente. - Te lo agradezco.
- Es lo menos que puedo hacer por un hermano...
David rápidamente fue envuelto en el gran grupo de corredores y entusiastas. Como era un mecánico experto iba de auto en auto revisando lo que tenían bajo el bonete. Algunas modificaciones eran sin duda, una obra de arte. Otras necesitaban muchas mejoras y aunque el intentaba aconsejar de la mejor manera posible, no podía faltar, las risas y burlas de quienes escuchaban.
Despues de un rato conversando, riéndose, bebiendo, mirando chicas pero sobre todo autos, David empezaba a sentirse mas tranquilo. El recuerdo de su padre se fue desvaneciendo poco a poco, al menos por el momento y después de varias cervezas, fue capaz de reírse y hacer bromas también.
Al principio sintió una leve sensación de culpa en el pecho por estar haciendo esto. Pero conocía a su padre y de seguro, no lo hubiera querido ver sufriendo en un rincón y en soledad. Ya habían pasado varios meses y en este reciente proceso, cuando tenia la oportunidad de pensar, David creía que ya era el tiempo de proseguir con su vida. A fin de cuentas, no importaba el mucho llorar y el sufrimiento, nada traería a Julio Carlinoche de vuelta.
Casi pensó que pasaría la noche sin correr y tener que pasar por ese momento tenso lleno de adrenalina. La realidad es que a David ya no le importaba si competía o no. Quería estar tranquilo y despejarse la mente llena de marullos. Eso era lo que al parecer había conseguido en estos momentos.
Se pregunto el porque no hizo esto de buscar compañía antes y prefirió durar tantos días en soledad? Por primera vez en toda la noche miro su reloj, viendo que marcaba las 43 de la madrugada. La mayoría de estos jóvenes no hacían nada mas que dormir hasta bien entrado el día y prepararse para salir en la noche nuevamente. David por otro lado tenia responsabilidades. Debía abrir el taller, estar pendiente de los empleados y muchos trabajos que requerían su atención. A causa de eso y por el mismo cansancio que ya sentía, decidió irse.
Fue en ese instante de despedida en el cual un auto completamente inesperado llego de pronto. Obligo a la multitud a moverse a riesgo de ser arrolladas, para luego realizar unas maniobras en el pavimento al mismo tiempo que dejaba sus llantas marcadas. El gentío empezó a aplaudirlo y a gritarle cosas, entre ellos muchos insultos por el estilo poco amigable de conducir.
Al verlo David quiso irse sin ser visto mezclandose entre la multitud. No estaba para nuevos enfrentamientos con Steven. Este era un viejo rival que acusaba a David de haberle causado chocar en dos ocasiones diferentes en autos que se vio obligado a dejarlos como perdida total y de los cuales Steven salía para bien y para mal de muchos, completamente ileso.
Ahora al parecer conducía un Subaru Impreza color azul y preparado para cualquier cosa. A David no se le tenia que explicar mucho, tampoco necesita ver demasiado. Con solo escuchar el sonido de ese motor salvaje y como el auto se impulsaba, como un león hambriento y con deseos de embestir a las personas, era suficiente para imaginarse lo que podia esperarle si se enfrentaba a el. Es por esa razón que decide desaparecer lo mas pronto posible del área.
Ya muchos se habían ido a esta hora y quienes quedaban eran los que realmente no tenían nada que hacer al dia siguiente y los deseosos de no regresar a la vida normal como el caso de David. Estaba llegando a la puerta del Evo, solo era cuestión de abrirla y entrar cuando unas palabras dichas a todo dar desde la distancia lo hicieron detenerse en seco:
- Julio Carlinoche no era mas que un ladrón cobarde, quien dependía de mecánicos como mi padre para salir adelante! Vi el Evo de su estúpido hijo por aquí! Es lo mas probable que este huyendo, como el cobarde de su padre quien prefirió la muerte! Bien merecida que la tiene! Debe estar danzando en el infierno ahora mismo!
Era extraño como David siempre recordaba las palabras de su padre en circunstancias como estas. Era como si su mente activara un aviso antes de tomar una desicion apresuradamente sin analizarlo primero.
Era claro que esto era una provocación por parte de Steven. Seguramente pudo ver su auto antes de llegar y quería hacer salir a David.
No le hubiera importado si solo hablara estupideces de el, pues Steven alardeaba de ser el mejor todo el tiempo. Pero la memoria de su padre era simplemente imperdonable.
Robert intento calmarlo sintiendo como este se había pasado de la raya.
- Oye viejo, no estamos para estas cosas. Ten un poco de respeto hombre.
- Solo digo la verdad, gorila con barba! Julio Carlinoche no era mas que un mecánico barato!
- Y tu papa un borrachón que no hacia mas, que quedarse dormido debajo de los autos. Creo, si no mal recuerdo, que esa fue la razón por la cual lo despidieron...y también perdió a su esposa. No se Steven quizás no eres mas que el resultado de una aventura de tu mama.
La multitud agitaba la situación, mientras Robert hacia lo posible por calmarla pidiéndoles que bajaran la voz y no le hecharan mas leña al fuego. Pero era imposible. David se paro frente a Steven quien lo superaba en tamaño por algunos centímetros.
- Pense que no te volvería a ver por estos lados. Dijo Steven con el usual orgullo. - Pero un pajarito me dijo que mi viejo rival y la causa de mi humillación doble se hallaba presente aquí. No tuve mas opción que dejarlo todo y ofrecerte la atención que te mereces.
- En otro momento Steven. Ahora no estoy de humor.
David le da la espalda a Steven con intenciones de alejarse . Sabia que este hombre no conservaría el silencio aunque no estuviera nadie frente a ellos.
- Oh, tramposo y cobarde también.
David continuo caminando.
- Los tiempos te han dañado, ahora corres pero no en autos sino en tus pies como las gallinas...
David le pasaba a la gente, quien le gritaba y tocaba, deseosos de un encuentro entre estos dos.
- Es cierto lo que dicen, que solo corrias para pagar los gastos médicos de tu papa, pero ni eso pudiste hacer bien...el viejo esta siete pies bajo tierra no?
Quizás fue a causa del largo tiempo ocultando la tristeza. A lo mejor el hecho de sentirse culpable y no haber realizado lo suficiente. O cabia la posibilidad que tenia su orgullo herido. Sea cual fuera la razon, David regreso frente a su oponente con rostro decidido he inexpresivo. Con los puños cerrados tenia tantos deseos de romperle la quijada de un golpe, sin embargo, aqui no se resolvian las cosas de esa manera.
- Alrededor del puerto y de regreso. Tienes alguna objeción?
- Ninguna. Apostamos?
- Acaso corres todo el tiempo por ganancia? Nunca por recuperar tu supuesto honor?
-Esperen un segundo, no pueden hacer esto. Les grito Robert poniéndose en medio. - Miren la hora que es. En cualquier momento llegaran los trabajadores del puerto.
Ustedes están locos?! Hagan esto en otro momento!
- No tengo ningún problema David. Parece que tienes valor después de todo.
- Si, lo que sea...
- Hagan sus apuestas gente!
Un joven hombre grito de este modo y con rapidez buscaron a alguien de confianza para que se encargara del dinero de las apuestas. Billetes de 20, 50 y 100 le llegaban a el casi sin control y se le hacia difícil llevar la cuenta debido a la de la gente.
Bajo circunstancias normales, Robert aprovecharía esta ocasión y el riesgo en esta carrera para sacar una suma de dinero considerable. En casos como estos, donde existía mas de un favorito, no depositaba todo su dinero en uno solo, si no en unos cuantos.
Sin embargo esta no seria una carrera normal ( si existía algo de normalidad en todo esto), todo lo contrario, se trataba de un enfrentamiento personal. Quien sabe cual seria el resultado de esto.
Steven por recobrar su status nunca corría sin obtener algo a cambio. David quien desde hace tiempo no participaba en una carrera, es probable que estuviera pasando por una depresión de esas donde la vida importa poco.
Steven ya se había montado en el Subaru y haciendo alarde de sus habilidades coloco el auto en la raya blanca improvisada con pintura de spray. Una elegante joven con sensual vestimenta estaba parada frente a Steven, aprovechando la ocasión para coquetearle.
David caminaba hacia el Evo con Robert hablándole un sinnúmero de cosas a las cuales David, no parecía prestarle atención. Cuando iba a abrir la puerta para montarse, Robert la cerro con fuerza, parándose frente a este y poniéndole la mano en los hombros mientras lo sacude.
- Oye hermano, sabes que ese tipo lo que quiere es destruirte. A lo mejor planea lanzarte al mar o algo así. Desde cuando, dime desde cuando no corres? Estas fuera de practica hermano.
- Que sugieres que haga? Pregunto David sin mirar a su amigo a la cara y con igual rostro de prestarle poca importancia. - Se hace tarde Robert.
- Enciende el Evo y vete. Largarte de aquí! Diré cualquier mentira, pero no te mates en esto.
- Porque no te vas a hacer lo de siempre? Porque rayos ahora te importa lo que me suceda?
- Porque somos amigos, hermanos...
- La ultima vez que revise, soy hijo único. Vete a hacer apuestas Robert y déjame en paz!
Notandose herido pero sin querer rendirse, Robert observa como David se monta en el Evo encendiendo el motor. No dispuesto a ver como su amigo arriesgaba la vida mas de lo debido, Robert volvió a insistir:
- Mira se que no estas bien y que extrañas al viejo pero esa no es la forma. Al final todos extrañamos algo. David recapacita.
- Pero lo que yo extraño no puede regresar. Dijo David con pesar y un nudo en la garganta que luchaba por ocultar. - Lo perdí y no lo pude salvar. Porque mi padre fue fuerte, yo debo ser fuerte. ( mira a Robert ) Al menos debo honrar su memoria.
Con el pie izquierdo en el cloche y el derecho en el acelerador, Robert quito las manos pareciendo entender. En realidad no lo entendía, pero era consciente del sacrificio de su amigo. Todos corrían por dinero para cosas vanas y materiales. David Carlinoche arriesgo su vida cada noche, convirtiéndose en un delincuente y perseguido por la policía muchas veces, todo para salvar la vida de su padre. Y fallo. Le quedaba entonces su memoria. Algo que de seguro a Julio no le interesaba en el lugar donde se encontraba. Pero era suficiente para David agarrarse de algo y tener un propósito.
David acelero el Evo dejando las llantas marcadas en el pavimento y parándose justo al lado del Subaru. Como parte del ritual de intimidación, Steven se ponía unos guantes de cuero negros mientras observaba a David.
- Llego tu final Carlinoche.
David solo subió el cristal para no tener que escuchar sus idioteces. Luego puso algo de música clásica que solía relajarlo en estos momentos. Ahora no parecía funcionar mucho.
- Están listos? Pregunto la sensual joven alzando ambas manos.
Steven aceleraba su auto, mientras David lo mantenía a una revolución optima para arrancar y revisaba en una computadora portátil los sistemas de turbinas y nitro del auto.
- En sus marcas!
- Te haré ver a tu papito, nene llorón!
- Listos...!
David vio la foto de su padre en el tacómetro. Salía este con uniforme de corredor, mucho mas joven, con su pelo negro, grandes ojos verdes y orgullosa sonrisa; junto a su madre una mujer blanca de ojos negros y cargándolo en brazos cuando tenia algunos tres años.
- Esta es por ti Pa. Como siempre lo fue.
- Fueraaaa!
La joven bajo los brazos y ambos autos le pasaron con sus motores crujiendo y dispuestos a todo. El enfrentamiento entre Steven y David había empezado con una multitud eufórica y un amigo deseando que esta no fuera la ultima vez que viera a quien consideraba su hermano.