Brujería Nocturna El paganismo no es una religión unificada, sino diferentes religiones y tipos de practicas. Correlativamente hay diferentes tipos de hechicería. En lo que hace a nuestro círculo y como una primera aproximación, llevamos a cabo lo que se denomina como artes oscuras o Brujería Nocturna. El término no es equivalente a la magia negra, ni al satanismo; o como más precisamente lo denominan estos últimos, adoradores del diablo. En cualquier caso, tanto éstos como los primeros y consecuentemente la magia negra, son herederos del cristianismo. La razón es sencilla: el diablo es una invención cristiana. Más aún, el término "demonio" proviene del griego "daímon" que significa "fuerza divina de la naturaleza" o más comúnmente en la actualidad, fuerzas naturales. Cada cosa del entorno, incluso nosotros mismos, estamos constituidos por estas fuerzas que, en todo caso, se oponen unas a otras y en general, escapan a nuestro control. Nuestra personalidad es el resultado del balance, único y distinto, de estas fuerzas. Los griegos en general, pensaban que algunas de estas fuerzas o en términos recientes, "impulsos", eran básicamente negativas y otras positivas; algunas fundamentalmente destructoras y otras, creadoras. Al final, lo cierto es que, en cada individuo, hay unas fuerzas o impulsos que predominan sobre otros, por lo que es nuestro deber conocerlas y buscar una armonía. En términos fundamentales, ninguna de estas fuerzas es positiva o negativa, más bien son los efectos que pueden producir los que generan bienes y males. Así por ejemplo, Una persona en la que predominan impulsos agresivos puede ser patológicamente destructiva y violenta. En contraparte, una persona en la que predominan impulsos más tenues, tiende a ser en exceso vulnerable. Como los griegos sabían, la salud y la prosperidad dependen de encontrar una relación armónica entre las respectivas fuerzas que nos constituyen. Así también, hay personas más afines al día, personas más afines a la lluvia, personas que gozan de la tierra y personas que disfrutan de la noche. Konstantinos ha sido sumamente analítico al plantear, si bien esquemáticamente, una descripción general de estas fuerzas fundamentas en un diagrama de cuatro segmentos. Así entonces, imaginemos dos ejes, horizontal y vertical, que se cruzan describiendo una cruz donde cada polo representa un par de opuestos fundamentales. Así entonces, a la línea vertical se la denomina "benigno/maligno" y a la línea horizontal se la denomina "luz/oscuridad". Los cuatro segmentos resultantes configuran entonces una relación de elementos. Avanzando según las manecillas del reloj se tiene: "benigno/luz", "benigno/oscuridad", "maligno/luz", "maligno/oscuridad". En otras palabras hay fuerzas básicamente benignas o inofensivas que a su vez son afines a la luz, pero también hay fuerzas afines a la luz que son profundamente hostiles y básicamente destructivas. Las personas constituidas por estas últimas (maligno/luz) son los llamados lobos con piel de oveja; personas dulces, amables, incluso religiosas, pero cuyo brillo enmascara impulsos hostiles. Por otro lado, también hay fuerzas hostiles y afines a la oscuridad, lo que más comúnmente describe a los adoradores del diablo, pero también a personas enfermas y patológicas. Finalmente, hay fuerzas benignas y al mismo tiempo, afines a la oscuridad. Si bien la cruz refleja en general a todas las personas y criaturas de la naturaleza, lo que quiere decir que en todos existen estos cuatro segmentos, lo cierto es que en cada uno predomina uno de estos aspectos primordiales. Así por ejemplo, hay animales nocturnos profundamente agresivos y hostiles, mientras que otros igualmente nocturnos, son tácitamente presas y lo mismo ocurre con las criaturas más afines a la luz. Así entonces, en nuestro círculo, predominan las fuerzas oscuras pero no por ello hostiles, agresivas o violentas. Estas últimas, de entrada, es difícil que conjuguen una organización. Por ende, la hechicería que practicamos refleja primordialmente las fuerzas de la noche y la oscuridad, pero tratamos de crear, nutrir y alimentar la corriente vital que nos sustenta. Los rituales que realizamos, se llevan a cabo en la noche, ante la luz de la luna, lo que en el pasado tiene un nombre en específico y que lejos de etiquetas cristiano-monoteístas, tiene un nombre en específico: nuestra hechicería es telúrica. En lo sucesivo, trataremos de definir este aspecto de la religiosidad antigua y que resulta el que más propiamente nos reúne.